Érase una vez un hombre,
al que le rondaba por la cabeza el más pleno de los convencimientos, sobre que
lo que se lograba durante el tiempo del que se disponía aquí en la tierra,
afortunada o desafortunadamente gozaba de una gran relevancia en dónde fuera o
fuese que se llegase a parar, al tocar a su fin dicho periodo.
Podríamos tildar de idea apropiada, o pensamiento correcto, o corazonada acertada o intuición precisa… a la infranqueable confianza que este hombre depositaba en lo trascendental que podían llegar a ser sus actos, aunque quizá sería más apropiado catalogar de enfermiza obsesión tal reflexión, debido a la imperiosa necesidad que le animaba a dotar a cada una de las decisiones que tomaba (independientemente de su grado de importancia) y las consecuencias que de éstas podían derivar(sin tener en cuenta su durabilidad), de un cuidado, de una atención, de una consideración…tales que, se acababan viendo imbuidas irremediablemente y prácticamente sin que nadie se percatase de ello, de una repercusión que superaba los límites que separaban la realidad de la ficción.
Podríamos tildar de idea apropiada, o pensamiento correcto, o corazonada acertada o intuición precisa… a la infranqueable confianza que este hombre depositaba en lo trascendental que podían llegar a ser sus actos, aunque quizá sería más apropiado catalogar de enfermiza obsesión tal reflexión, debido a la imperiosa necesidad que le animaba a dotar a cada una de las decisiones que tomaba (independientemente de su grado de importancia) y las consecuencias que de éstas podían derivar(sin tener en cuenta su durabilidad), de un cuidado, de una atención, de una consideración…tales que, se acababan viendo imbuidas irremediablemente y prácticamente sin que nadie se percatase de ello, de una repercusión que superaba los límites que separaban la realidad de la ficción.
Y es que, hay que
confesar que a pesar de no contar con:
Unas aptitudes
sobresalientemente destacadas, para el estudio de los saberes que sirven para
desvelar los grandes interrogantes de la vida.
Unas habilidades visiblemente notables,
en lo referente a la obtención del apoyo ilimitado, del mayor número de
personas posible para su causa y por como consecuencia, ver incrementadas las
probabilidades de éxito de ésta.
Una capacidad de manejo
y dirección de la situación; que supusiera que por más que ésta fuera
complicada o extremadamente adversa para sus intereses, que por más que el
riesgo de que ésta no pudiera llegar a dar jamás muestras o signos de cambio,
fuera demasiado importante como para no tenerlo en cuenta; consiguiera siempre
encontrar la manera más adecuada para lograr que el motor de sus intenciones no cayese en saco roto.
Este hombre, podía
presumir de una de las habilidades más singulares y por lo tanto de las más
poderosas, que se habían llegado a conocer, aquella que le otorgaba el don
de imaginar, crear y contar
historias. Historias que podían tener, quien sabe, algún tipo de relación con
lo que a él o alguno de sus más allegados/as le había sucedido, pero que como
por arte de magia, el hombre en cuestión las transformaba en historias que el
resto del mundo no podía llegar a concebir como atribuibles a las personas,
sino más bien a una serie de seres cuyo nivel de talento bajo ningún concepto
podría alcanzarse y cuya lucidez era tal que no existía la forma de
equipararla.
Por lo que este hombre,
que a primera vista daba la impresión de ser un tipo corriente y moliente,
guardaba a buen recaudo y cabe destacar que a la perfección, la fórmula para
enaltecer el ímpetu que reside y
mueve los corazones de la gente. Una labor que aunque le exigía una entera
dedicación y suma concentración, no le reportaba ninguna molestia ni
sacrificio, no le asustaba lo más mínimo.
Quizá por eso, resulta
acertado pensar que quienes tuvieran la suerte de haber coincidido con él, en
el mismo tiempo y espacio, pudieron llegar disfrutar de varias Historias
escritas por este hombre, entre las que se encontraban:
Las que hablaban de
amor; de un amor que adoptaba una forma para cada Historia pero que nunca jamás
abandonaba el mismo fondo en cada una de estas Historias; de un amor que o
bien, salvaba siempre cualquier obstáculo que se le pusiera por delante, o
bien, aunque no llegase jamás a materializarse por sus protagonistas, alentaba
a otros/as a embarcarse en la aventura de abrir su corazón a los demás; de un
amor que inventaba nuevas formas de decir te quiero y nuevos métodos para
demostrarlo, de un amor que burlaba al paso del tiempo y que además, desafiaba
lo establecido hasta la fecha, en lo concerniente a sentimientos y emociones,
de un amor puro y sincero que en ocasiones pasaba a ser cruel y caprichoso,
pero no por ello menos verdadero; de un amor que de vez en cuando se mostraba
ligero, efímero, impreciso…y en determinadas circunstancias firme, inamovible e
inalterable; de un amor inexplicable aunque en todo momento bienvenido, de un
amor incontrolable aunque seductoramente atrayente; de un amor loco y temerario
a veces, obediente y paciente en otra…y muchas más.
Las que hablaban de
inconcebibles hazañas logradas; una serie de acciones que por alguna razón se
catalogaron como imposibles de realizar, pero que en las Historias de este
hombre aparecían bastante más asequibles de lo que podría parecer a primera
vista; un cúmulo de gestas que desafiaban
las leyes sobre las que se fundamentaban los conocimientos más firmes y
vitales; una sucesión de proezas que atentaban contra la creencia de que
existían, rivales que nunca se podrían batir, fuerzas que nunca se podrían
vencer o misterios que nunca se podrían desvelar; un conjunto de aventuras que
finalizaban aportando el mensaje de que el afán por buscar el crear un mundo
que defendiera, sin importar el coste o el esfuerzo, la culminación de los
sueños de las personas, no tenía porqué verse enfrentada al hecho de mantener
los pies sobre la Tierra; unas acciones que mostraban la imperiosa necesidad de
apelar a la imaginación, como el único recurso infalible para erradicar los
efectos de la pérdida de confianza, de la falta de motivación o de la escasez
de medios, cuando se tenía que lograr un objetivo por todos los medios; unos
actos que albergaban la fórmula exacta para dejar un lado todos los
impedimentos, las trabas, las complicaciones… con la misma facilidad con la que
el agua del mar, era capaz de borrar las huellas que se dejan en la arena de la
playa; una serie de episodios que narraban, contaban, relataban, exponían,
describían…pero sobretodo, derribaban los muros construidos por la inseguridad
a base de fe y amor propio, a la par que fabricaban los cimientos de la
serenidad a través del atrevimiento…y muchas más..
Las que hablaban de
riqueza; haciendo referencia a un conjunto de posesiones que no tenían nada que
envidiar a las que atesoraban los Reyes, o concedían sin obedecer a ningún
criterio la Diosa Fortuna y/o la Divina Providencia; aludiendo a una serie de
capacidades, aptitudes, conocimientos… que ni se atribuían a ningún valor
material ni se podían mantener en exclusiva propiedad; mencionando un
conglomerado de pertenencias cuya resultado de tasación no encontraba parangón
alguno, ya que, tanto su singularidad como su belleza competían en igualdad de
condiciones; refiriéndose a un cúmulo de dominios que comprendían las más
largas distancias y los más diversos territorios, que se debatían con envidiable armonía, entre la estabilidad
que daba la Tierra, el poderío que otorgaban los cielos y el misterio que
sugerían los mares y océanos, todos ellos siempre partidarios de recibir
visita, sin importar motivos, sin demandar porqués… pero completamente reacios
a jurar lealtad, ni a nada ni a nadie…y muchas más.
Y en esto básicamente,
constaba el legado que este hombre había conseguido dejar para el mundo. El
cual se podría resumir en ofrecer un amplio abanico de posibilidades a las
personas, los animales y las cosas, en lo referente a los diversos propósitos
que podrían ansiar conseguir sin que interfirieran en ellos ningún factor
adverso, siendo cada uno de ellos lo suficientemente dotado de significado e
importancia; como para no verse
jamás cuestionado; como para no verse ninguno, bajo ningún concepto, relegado a un segundo plano, debido a
la pujanza de otro propósito; como para que la consecución de uno de ellos,
únicamente sirviera para espolear para la conquista de otros.
Hubo quien pensó, que
tras tan complicada labor, este hombre habría visto lógicamente satisfechos
todos sus deseos y colmadas todas sus aspiraciones, por lo que se limitaría a
descansar, a raíz del gran esfuerzo que le habría tenido que exigir dar forma,
a tan diversas maneras de entender el amor, el poder y la riqueza.
Pero no fue así en
absoluto, todavía hay quien dice que se le puede encontrar postrado en su mesa
inventando Historias, Historias con las que mostrar nuevas formas u otros
modos, de aleccionar sobre lo beneficioso y edificante de explorar otras vías,
hallar otros caminos y descubrir insólitos usos para el rechazo al orden
establecido del Universo y sus elementos. ¿La razón? Dicen que se debe a que
para él, ni el poder, ni el éxito, ni la riqueza, ni cualquier otra cosa…son
importantes o dignas de su interés, lo verdaderamente significativo es todo
aquello que nace de la fantasía y la ficción, culpable en gran parte de todo lo
que es real y ficticio, aunque desgraciadamente imposible de controlar. Llegará
el día, no hay motivo para dudarlo, en que este hombre consiga su objetivo, el
de conseguir que no haya diferencia entre estos dos aspectos…no obstante, hasta
entonces, nos estará maravillando con emocionantes Historias, para hacernos la
espera menos amarga. Algo me dice, que no es un mal negocio.
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